(Foto eurosport.es)
En muchas ocasiones, en el mundo del deporte (y en la vida diaria) cuando las cosas no van como queremos o esperamos, o simplemente cuando no alcanzamos el objetivo planteado, nuestro estado emocional se ve alterado, suben las pulsaciones, aumenta la tensión y el estrés.
Es allí cuando necesitamos, más que nunca, saber gestionarnos para poder poner el foco donde realmente deberíamos.
Podemos encontrar dos tipos de orientación: Externalidad e Internalidad.
Externalidad: cuando nuestros focos apuntan hacia afuera, evitando asumir las responsabilidades que nos toca, culpando a los demás de nuestra situación, comportándonos de manera frustrada, resentida y con rabia. Ejemplo: el árbitro me pita mal, mi entrenador/a no me hace jugar, el balón bota mal, mi compañero/a no me pasa, etc.
Internalidad: sucede cuando asumimos la responsabilidad y actuamos sobre ello. Los resultados que suceden dependen de mi mismo. Actúo con respeto, compasión y responsabilidad, aceptando los errores y aciertos como parte del camino, del proceso, del aprendizaje. Produce una sensación de alivio, paz interna y felicidad.
En tu caso, como deportista, entrenador/a ¿cómo sueles actuar?
Si quieres saber más sobre ello, puedes contactarme y estaré encantado de comunicarme contigo.
Recuerda que si a la táctica, la técnica y el físico, le sumamos el trabajo de nuestra mente, podemos alcanzar el alto rendimiento y competir con todo nuestro potencial.
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